Reflexión Personal de Navidad 2020

By - Magdiel
25.12.20 09:59

Reflexión Personal de Navidad 2020

"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz." 

Isaías 9:6

 

Este pasaje escrito por Isaías es muy poderoso. Un niño que nace y ese niño sería Admirable, sería Consejero, sería Dios Fuerte, sería Padre Eterno y sería Príncipe de Paz. Ese texto se escribió hace 700 años antes de que este nacimiento aconteciera. Me imagino a Isaías pensando en el futuro, me imagino su diálogo con Dios, ha de haber sido intenso. Me imagino la capacidad de escuchar de Isaías, de obedecer y de escribir. Tal vez Isaías estaba escuchando otras voces que le decían: no escribas eso, ¿qué te van a decir los demás? ¡Estás loco! ¿Cómo crees que va a pasar eso? Sin embargo, Isaías, fue valiente, obediente y diligente.

 

Pedro, un Apóstol, un hombre de negocios, empresario, con su flota de pesca, esposo, padre y yerno, quien dejó todo por ser pescador de hombres escribió: "Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo". (2 Pedro 2:11)

 

Timoteo, discípulo del Apóstol Pablo. Un muchacho joven, hijo de una mejor judía creyente y un padre griego (Hechos 16:1). Timoteo, me imagino que tenía constantes luchas entre su fe y la fe de su padre. Sin embargo, Timoteo escuchó la voz de Dios y le siguió. El Apóstol Pablo, era alguien no creyente, sino que buscaba acabar con los cristianos hasta que Jesucristo le habló en el camino a Damasco y Pablo se conviertió en Apóstol de Cristo y comenzó a predicar a los gentiles. Timoteo recibe la indicación siguiente por parte del Apóstol Pablo: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". (2 Timoteo 3:16-17)

 

Aquí podemos observar que pasajes con 700 a 800 años de diferencia confirman lo que escribió Isaías, así que ya no tenemos que decir que ese niño "sería", sino que "es". Es Admirable, es Consejero, es Dios Fuerte, es Padre Eterno y es Príncipe de Paz. ¿Por qué debemos de decir "es"? Porque si bien Jesucristo estaba en la creación cuando Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias de toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra" (Génesis 1:26). También podemos encontrar que el Salmista escribe la oración de Moisés que una parte dice: "Señor, tú nos has sido refugio, de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios". (Salmos 90-1-2) Al hablar de Dios hablamos de Jesucristo, no podemos separarlos porque el Padre y Jesucristo son uno (Juan 10:30).

 

Podemos observar también que Jesucristo estuvo desde la creación dado que en la Biblia dice: "Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él, y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten, y Él es la cabeza del cuerpo de la iglesia, Él que es el principio, Él es el primogénito de entre los muertos, para que en todo Él tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que Él habitase toda plenitud, y por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas, así los que están la tierra, como los que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz" (Colosenses 1:15-20)

 

Si podemos observar que Jesucristo estaba desde la creación y que todo fue hecho por Él y para Él, en Juan 1:1-5 podemos encontrar que: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, la Luz en las tinieblas resplandece, las tinieblas no prevalecieron contra ella" (Juan 1:1-5). "Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:14)

 

Entonces, tal vez te preguntes, ¿cómo se hizo carne? La biblia dice que "siendo forma de Dios, no estimó ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". (Filipenses 2:6-7)

Entonces, si se hizo siervo, semejante a los hombre, ¿cómo se hizo hombre?

Fue a través de un nacimiento humano. ¿Has visto nacer a tus hijos? Yo sí. La Biblia dice: "Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel", que significa, "Dios con nosotros" (Isaías 7:14 y Mateo 1:23).

 

Me llama la atención cómo Dios cumple su palabra. Manda una señal, un mensajero para hablar con María que era la virgen y fue muy favorecida y le explica el ángel y le pide permiso de que ella fuera quien concibiera y además que no conocía varón.

Además, en ese momento hace que la parienta de María, Elisabet, en su etapa de vejez y habiendo sido estéril había concebido y ya estaba en el sexto mes de embarazo. María va a visitarla y Juan el Bautista, quien en ese momento estaba en el vientre de Elisabet, salta de gusto al haber escuchado la voz de María quien llevaba a Jesús en su vientre. (Lucas 1:26-56).

 

Además José, quien estaba desposado con María, es decir, estaban ya comprometidos, pero todavía no se casaban y no se habían conocido aún, un ángel del Señor se le aparece en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es". (Mateo 1:20)

 

Pasando el tiempo para el alumbramiento, nace Jesucristo, y como todos los padres cuidadosos, lo envuelven en pañales y lo acostó en un pesebre. ¿Por qué en un pesebre? Porque no había lugar para ellos en el mesón (Lucas 2:7). José, como todo buen padre, quería que el hijo de Dios tuviera lo mejor y buscó el mesón, pero no había lugar para ellos, es por eso que llegaron al pesebre.

Dios estaba muy contento y le avisó a mucha gente, a unos pastores en la misma región que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño, y un ángel y la gloria del Señor los rodeó de resplandor y el ángel dijo: "No temáis, porque os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! (Lucas 2:8-14) y los pastores se fueron a ver al niño apresuradamente. Me imagino que cada uno de los integrantes de la multitud de huestes celestiales le daba un emoticon de "me encanta".

Aún unos magos de oriente, es decir, de otra región fueron a adorarle y le ofrecieron: oro, incienso y mirra (Mateo 2:11).

 

Qué padre ha de haber sido todo ese momento, donde Dios se hizo carne, donde nació un niño que es ahora Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Que no se aferró a ser Dios, sino que se entregó a sí mismo y que se entregó en la cruz por nosotros. (Filipenses 2:8) Esa primera navidad, donde el Verbo se hizo carne y es ungido para dar buenas nuevas a los pobres, vino a sanar a los quebrantados de corazón, vino a pregonar libertad a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del señor. (Lucas 4:18-19).

 

Por esto, te invito a celebrar la navidad, la natividad. Ese momento que Jesús nació para que nazca en tu corazón y digas: "Feliz Navidad".

 

Y así como Dios fue respetuoso con María, pidiéndole permiso para que a través del Espíritu Santo concibiera un niño, ahora Jesucristo te pide permiso a tí para ser el Señor de tu vida, ¿cómo?

 

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20)

 

Que en esta navidad, sea una cena de alegría, al haber invitado a Jesucristo a cenar contigo y con los tuyos.

 

Si le abriste la puerta a Jesucristo, eres alguien nuevo y eso es motivo de fiesta.

 

Feliz Navidad y te bendigo en el nombre de Jesucristo. Escríbeme por si quieres platicar sobre esto.

 

Feliz Navidad 2020

Magdiel Martínez

24 de diciembre 2020

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Magdiel